Se refiere a una tendencia de la cultura, el arte y la
filosofía que surgió a finales del siglo XX. A nivel general, puede decirse que
lo posmoderno se asocia a la ausencia de interés por el bienestar común, el
culto de la individualidad y el rechazo
del racionalismo, aunque la idea tiene muchas aristas.
Sostiene que la modernidad falló al pretender renovar las
formas de pensamiento y expresión. Por eso se asocia el pensamiento posmoderno
al desencanto y la apatía, ya que parte de lo que entiende como un fracaso de
la sociedad.
A diferencia de las generaciones precedentes que creían en
las utopías y en el desarrollo social,
los pensadores posmodernos defienden que la posibilidad de progreso sólo es
individual. Los ideales, en la posmodernidad, son reemplazados por el consumo,
mientras que los grandes líderes ceden su lugar por figuras que gozan de una
fama breve.
Otra característica del mundo posmoderno es que privilegia
las formas sobre el contenido. En otras palabras: importa más cómo se transmite
un mensaje y qué efectos provoca que el mensaje en sí mismo.
En la posmodernidad, por otra parte, también se minimiza la
importancia del pasado y hasta del futuro, por lo que sólo se le otorga
relevancia al presente (que, por otra parte, es efímero).
La religión y lo espiritual, por último, pierden importancia
ante la valorización del cuerpo como instrumento de libertad y fuente de
placer.
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